Aprovechando la motivación intrínseca y extrínseca a través de la gamificación
RecursosEl concepto de motivación tiene una historia rica y compleja en el ámbito de la psicología y es uno de los pilares fundamentales de la teoría de la autodeterminación. Esta motivación es un elemento esencial del comportamiento humano, vital en muchos aspectos de la vida, tanto personal como profesional, ya que orienta e influye en nuestras acciones diarias. Pero, ¿qué es lo que realmente impulsa a los seres humanos?
¿Por qué trabajamos? ¿Qué nos incita a mejorar nuestro rendimiento? ¿Qué resultados podemos conseguir al aprovechar estos motores de motivación para promover los objetivos deseados? Más detalladamente, ¿cómo pueden las empresas asegurarse de que tienen empleados motivados, comprometidos con su trabajo y centrados en mejorar su desempeño?
Existen múltiples teorías al respecto, pero según la teoría de la autodeterminación, desarrollada por Deci y Ryan, expertos en psicología, se identifican tres tipos principales de motivación: la motivación intrínseca, la motivación extrínseca y la desmotivación.
¿Qué es la motivación intrínseca?
En términos generales, la “motivación intrínseca” es aquello que hace que una persona quiera realizar una acción, actividad o tarea sin necesidad de una influencia externa. Esta motivación procede de nuestro interior, por lo que también podemos referirnos a ella como automotivación.
Las motivaciones intrínsecas son factores internos que empujan a las personas a adoptar ciertos comportamientos o realizar ciertas acciones simplemente porque desean hacerlo. Actuar motivados intrínsecamente significa hacerlo por razones personales más que por obtener recompensas o evitar castigos. Alguien que lee un libro por puro placer lo hace debido a la motivación intrínseca. Si no está leyendo para aprobar un examen, impresionar a otros o cumplir con alguna expectativa externa, podemos decir que está intrínsecamente motivado.
La motivación interna es simplemente el deseo de hacer algo porque nos gusta, como practicar deporte, ya sea fútbol o bádminton. ¿Cuántas veces ves a niños pequeños instintivamente pataleando una lata u otro objeto cuando tienen un momento libre? Existen múltiples tipos de motivaciones intrínsecas que pueden influir en nuestro comportamiento: interés, necesidad interna de logro, placer, interacción social, o el deseo de avanzar hacia un objetivo personal.
Uno de los ejemplos más claros de motivación intrínseca es el deseo de aprender. Cuando un estudiante siente interés en un tema, quiere saber más sobre él. Las personas suelen estar motivadas a aprender más sobre sus intereses, especialmente cuando comienzan a desarrollar un nuevo interés o pasatiempo, avanzando de novatos a expertos. Cuanto más profundo sea su aprendizaje en un tema, más motivados pueden estar. Cuanto mayor sea la motivación intrínseca de alguien para aprender algo nuevo, más probable es que continúe en su esfuerzo.
¿Qué es la motivación extrínseca?
La motivación extrínseca se refiere a los factores externos que impulsan a una persona a actuar. Estos factores implican hacer algo para lograr un resultado conectado con otra cosa. Por ejemplo, la principal motivación de los empleados para trabajar suele ser ganar dinero. El dinero, en este caso, actúa como una recompensa y es un claro ejemplo de motivación extrínseca. Esto contrasta con la motivación intrínseca, donde las acciones están firmemente controladas por el entorno, como el dinero, los elogios, las recompensas o los castigos, ilustrándose en motivaciones externas.
Hay razones claras por las cuales la motivación extrínseca se considera generalmente menos efectiva que la motivación intrínseca. Esto puede ilustrarse con el ejemplo de ir al gimnasio: si una persona A va al gimnasio porque le apasiona llevar un estilo de vida saludable, está intrínsecamente motivada. No percibe su inversión de tiempo y esfuerzo como un sacrificio, porque disfruta el proceso. Contrastemos esto con la persona B, que acude al gimnasio únicamente para obtener un resultado concreto, como lucir bien en un evento. Este individuo está extrínsecamente motivado, por lo que es más probable que abandone el hábito una vez logrado el resultado deseado.
No obstante, existen situaciones en las que la motivación extrínseca funciona de maravilla, e incluso puede llegar a ser necesaria. Ser impulsado por factores externos puede ser una manera efectiva de alcanzar objetivos y encontrar bienestar. El dinero como recompensa es el ejemplo más evidente; la gente se esfuerza por ganar más debido a motivaciones externas, y esto puede aumentar la productividad y mejorar el desempeño laboral. También el castigo puede funcionar de manera similar si es lo suficientemente severo; por ejemplo, una persona evitará infringir la ley para no enfrentar el castigo de ir a la cárcel. Los elementos externos, como las recompensas, deben ser suficientemente atractivos, y los castigos lo suficientemente disuasivos, para influir en el comportamiento deseado.
La motivación extrínseca se divide en cuatro subcategorías que también deben considerarse:
- Regulación externa: implica comportamientos realizados para obtener una recompensa o cumplir con restricciones externas. Un ejemplo sería participar en un concurso de arte solo para ganar una recompensa, sin tener interés en el arte.
- Regulación introyectada: aceptar, pero no respaldar completamente, demandas externas para actuar de cierta manera. Esta es una forma negativa de motivación, que incluye culpa, vergüenza y conformidad social.
- Regulación identificada: aceptar la importancia o utilidad de una acción para alcanzar un objetivo. Por ejemplo, un tenista que va al gimnasio para mejorar su juego o un emprendedor que adopta nuevas habilidades para beneficiar su negocio.
- Regulación integrada: consiste en actuar de cierta manera porque estas acciones concuerdan con valores personales. Por ejemplo, asistir a la iglesia por creencia personal, no por recompensa o por vergüenza.
¿Qué hay de la desmotivación?
Deci y Ryan definen la desmotivación como la ausencia total de motivación y regulación. En esta etapa, el nivel más bajo de autodeterminación, una persona no ve la conexión entre sus acciones y el resultado. Se involucra en actividades sin comprender por qué lo hace ni qué logra. En esencia, vaga sin rumbo, participando en una tarea.
El desafío de la motivación en tus proyectos de gamificación
Como la eficacia de la gamificación depende de aprovechar la psicología de la motivación para captar a los jugadores, comprender estos conceptos es clave al usar contenido gamificado para influir en el comportamiento humano. Debes considerar las motivaciones de tu audiencia, ya sea que estés gamificando la experiencia del usuario, el trayecto del cliente, o fomentando la participación de los empleados.
Para Deci y Ryan, estos tipos de motivación no son opuestos, sino que deben considerarse como un conjunto donde los niveles de motivación intrínseca, extrínseca y desmotivación varían según el grado de autodeterminación y competencia demostrado por el individuo.
Finalmente, si una persona está motivada por recompensas dependerá de lo que le motive personalmente. Considerar estos tres tipos de motivación y cómo se aplican a tu audiencia, y cómo se pueden aprovechar en tus experiencias de gamificación, puede llevar a resultados más positivos en tus proyectos de gamificación.
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